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Aniversario de la consagración del Reino de España al Sagrado Corazón de Jesús (30 de mayo de 1919).

Procesión extraordinaria con la Imagen del Sagrado Corazón de Jesús de la Parroquia de San Mateo Apóstol y Evangelista con motivo del centenario de la Consagración

Hoy recordamos que el REINO DE ESPAÑA ESTÁ CONSAGRADO AL CORAZÓN DE JESÚS. La ceremonia, celebrada el 30 de mayo de 1919, arrancó con la bendición del monumento erigido en el Cerro de los Ángeles, centro físico de nuestra Patria, por parte del Nuncio Apostólico en España. El obispo de Madrid-Alcalá presidió la celebración de la Santa Misa y, antes de la bendición final, se leyó un telegrama del Papa Benedicto XV. El Nuncio impartió la Bendición Papal y, a continuación, se expuso solemnemente el Santísimo Sacramento.

Fue en ese momento, con todos los asistentes arrodillados, cuando el Su Majestad Don Alfonso XIII se puso en pie y, en nombre del pueblo español, leyó la oración de consagración al Sagrado Corazón de Jesús, que dice así:

«Corazón de Jesús Sacramentado, Corazón del Dios – Hombre, Redentor del Mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan: España, pueblo de tu herencia y de tus predilecciones, se postra hoy reverente ante ese trono de tus bondades que para Ti se alza en el centro de la Península. Todas las razas que la habitan, todas las regiones que la integran, han constituido en la sucesión de los siglos, y a través de comunes azares y mutuas lealtades, esta gran Patria Española, fuerte y constante en el amor a la Religión y en su adhesión a la Monarquía.

Sintiendo la tradición católica de la realeza española y continuando gozosos la historia de su fe y de su devoción a Vuestra Divina Persona, confesamos que Vos vinisteis a la tierra a establecer el Reino de Dios en la paz de las almas redimidas por vuestra sangre y en la dicha de los pueblos que se rijan por vuestra santa Ley. Reconocemos que tenéis por blasón de vuestra divinidad conceder participación de vuestro poder a los príncipes de la tierra, y que de Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio del orden y de la paz.

Vos sois el camino seguro que conduce a la posesión de la vida eterna; luz inextinguible que alumbra los entendimientos para que conozcan la verdad y el principio propulsor de toda vida y de todo legítimo progreso social, afianzándose en Vos y en el poderío y suavidad de vuestra gracia todas las virtudes y heroísmos que elevan y hermosean el alma. Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino, que es Reino de justicia y de amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras y en nuestras leyes e instituciones patrias. Gracias, Señor, por habernos librado misericordiosamente de la común desgracia de la guerra, que a tantos pueblos ha desangrado. Continuad con nosotros la obra de vuestra amorosa providencia. Desde estas alturas que para Vos hemos escogido como símbolo del deseo que nos anima de que presidáis todas nuestras empresas, bendecid a los pobres, a los obreros, a los proletarios, para que en la pacífica armonía de todas las clases sociales encuentren justicia y caridad que haga más suave su vida, más llevadero su trabajo. Bendecid al Ejército y a la Marina, brazos armados de la Patria, para que en la lealtad de su disciplina y en el valor de sus armas sean siempre salvaguardia de la nación y defensa del derecho.

Bendecidnos a todos los que aquí reunidos en la cordialidad de unos mismos santos amores de la Religión y de la Patria, queremos consagraros nuestra vida pidiéndoos como premio de ella el morir en la seguridad de vuestro amor y en el regalado seno de vuestro Corazón adorable. Así sea«.

Con este gesto, el Su Majestad Don Alfonso XIII cumplía la promesa realizada por Cristo al beato Bernardo de Hoyos, SJ y también materializaba en nuestra nación la petición realizada por el Papa León XIII al consagrar el género humano al Corazón de Cristo en la encíclica Annum Sacrum del 11 de junio de 1889. Junto a la consagración, nacía en España todo un movimiento vinculado al Reinado Social de Cristo y a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Su Majestad Don Alfonso XIII que consagró España al Sagrado Corazón de Jesús

ALABADO SEA JESÚS SACRAMENTADO

BENDITA SEA LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN